Son las 7:57, estoy parado esperando la micro en el paradero, ayer llovió todo el día y tengo frio.
Mentira, son las 15:50 y estoy escribiendo en este cuaderno. Viene la micro.
Son las 15:51, no, ya no, son las 15:52 y está temblando, no, es la vibración de la micro al desplazarse.
Son las 15:56 y un imbécil puso su música a todo volumen. Ya no, son las 15:57, me puse audífonos y yo puse mi música, no tengo interés en escuchar la suya.
Todo fue mentira, en realidad son las 21:12 y estoy frente a mi computador escribiendo.
No le creas, de verdad son las 16:07 y estoy entrando al vagón del Metro con este cuaderno en una de mis manos.
Este sera el viaje de múltiples identidades, que viven en múltiples realidades.
Son las 08:16 y el sol que se asoma por la cordillera me llega de lleno en los ojos. Siento como la radiación colapsa mi vista.
Son las 16:12 y hace 30 segundos golpee la puerta del Metro como si la odiara. Estoy enojado.
Ya no lo estoy, me llega el sol al costado de mi cara, ya no, ahora en mi espalda.
No sé la hora pero hay una nube, blanca y gris a la vez, ya la he visto antes y se donde.
Son las 16:18 y no puedo escribir.
Son las 08:06 y un niño tiene una sopaipilla con ketchup en su mano. Tengo nauseas.
El sol me llega en los ojos, al igual que en la mañana, pero ahora en vez de montañas hay un maldito colegio.
Son las 16:23 y estoy en mi casa.
