miércoles, 8 de agosto de 2012

Una sociedad de bienestar.

Aclaración: Antes de leer el siguiente texto, por favor considerar que el autor es solo un joven que intenta explicar el acontecer nacional desde un punto de vista lo más integro posible, por lo que hay ciertas vivencias y experiencias que ciertamente no las posee. 

Foto: Hector Aravena - El Mercurio. 

Buen día, tarde o noche. Mi nombre es Pablo Castillo Quezada, estudiante y ciudadano de Chile, y el motivo de este texto es intentar dilucidar el origen de la violencia en las protestas sociales, tema de gran importancia y relevancia en la sociedad actual.

Antes de adentrarme al tema debo explicar mi condición social para intentar ser lo más sincero posible. No soy indigente ni pobre, pero tampoco me puedo considerar adinerado ni de la clase acomodada. Entre mis padres ingresan a mi hogar $1,100,000 pesos mensualmente y como mi familia tiene 5 integrantes, nos posiciona al borde del IV quintil. Vivo en Maipú, y asisto a un colegio particular subvencionado en Cerillos.

Desde comienzo del pasado año he estado observando los distintos movimientos sociales emergentes en Chile, desde la crisis en Magallanes a la crisis Educacional, y en la gran mayoría de las protestas siempre se repite la misma tónica, las fuerzas especiales enfrentan a los encapuchados en una guerra campal con implicancias negativas para la ciudadanía colindante.

Mucha gente culpa a los encapuchados de los destrozos y desmanes, y la otra parte culpa a los carabineros de la brutalidad policial y de incentivar la violencia. A mi parecer ambos actores tienen la culpa pero a la vez y en el fondo no la tienen. Cómo se explica esto?

Ambos tienen la culpa al ser actores en el conflicto, los encapuchados al tirar la piedra y los carabineros al agredir brutalmente, pero no estoy escribiendo esto para relatar la obviedad del asunto sino para verlo desde otro sentido, y desde allí creo que ninguno tiene la culpa.

Pero entonces ¿quién tiene la culpa? Más que culpa por el desenlace del conflicto creo que hay una culpa por el origen del conflicto, no el conflicto estudiantil sino el conflicto carabinero/encapuchado.

He asistido a distintas marchas protestas, y en todas se siente un gran odio a carabineros, los insultos sobran, y hasta cánticos y canciones hay en el repertorio, pero de donde nace esta ira hacia esta institución?

Y por parte de los carabineros, quizás ellos no sean violentos pero en las Fuerzas Especial (es importante diferenciarlos) el tema es distinto. Es sorprendente la violencia y brutalidad de su actuar, como si disfrutaran golpeando a jóvenes sin mayor importancia. Y aquí se repite la misma pregunta de donde nace este odio y violencia?

Mi hipótesis es la siguiente: ambos personajes están colapsados, emocionalmente colapsados. Van acumulando ira y odio gradualmente, poco a poco pero que nunca se libera, y a la primera aspereza el individuo se quiebra y la violencia se desborda. Ira y odio generado por nuestra sociedad.

PARA! Tenemos un ingreso promedio de US$ 16,000 per capita. Nuestra crecimiento esta al 6% y el desempleo esta aprox. en 5%, estamos en plena bonanza, entonces cómo nuestra sociedad va a ser tan nociva?

Señores que solo ven cifras, salgan y vivan en Chile.


Foto: Pablo Castillo Q. - Mayo 2012

Un solo ejemplo: A veces frente a mi colegio pasa un camión que transporta cerdos al matadero. Animales, cierto? Bueno en la mañana, la gente que debe tomar la locomoción hasta su trabajo va en peores condiciones que estos cerdos. La gente se empuja y se aprieta y si no caben, el chófer cierra y abre las puertas repetidas veces, comprimiendo a la gente como carne molida hasta que por fin puede partir. Ahora díganme que dignidad tiene la gente al viajar en esas condiciones.

Nuestra sociedad genera odio, rabia, ira y sobretodo impotencia en la gente. Cada día tenemos que levantarnos, llegar al trabajo, trabajar, volver a casa, ver la televisión, dormir, levantarse y así  infinitamente, de forma totalmente indigna, peor que animales (en condiciones naturales), vivir señores, vivir! en peores condiciones que los mismos animales. Una parte de nuestra población (la más pobre) no vive en Chile, sobrevive en Chile.

Lo peor es que la gente no puede hacer nada para liberar ese odio. Esa impotencia es lo peor. He aquí la posible causa de la alza en la violencia intrafamiliar y luego femicidio, bullying en las escuelas, las "personas en las vías" en el Metro, etc. He aquí la causa de la violencia del encapuchado, la violencia del carabinero. Véase que el encapuchado posiblemente viva en condiciones mucho más desfavorables que las mías. Saque la cuenta.

En muchas marchas he sentido ese odio a "los pacos", esas ganas de tomar una piedra y tirárselas, de ir y gritarles en la cara insultos, pero no, nunca lo he hecho. Este conflicto es solo un circulo vicioso de odio, que se alimenta, crece y le quita la atención a lo que es realmente importante, a las demandas por las cuales se protestan, por eso es de vital importancia comprender la problemática, impedir la violencia, y canalizar todo ese odio, ira, rabia, toda esa energía negativa en otro propósito, en cambiar nuestra sociedad, para que deje de ser una sociedad nociva y se convierta de una buena vez en una sociedad de bienestar.

Muchas gracias por su tiempo.


4 comentarios:

  1. Estos enfrentamientos son parte del sistema, en cierta parte los encapuchados y las fuerzas especiales disfrutan de la batalla.

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    1. En parte estas en lo correcto. Pero ese disfrutar de ambos personajes es provocado cuando la violencia controla al hombre. Violencia generada por los motivos en el texto anterior.

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  2. Toda la razón, Pablo.
    Alguna vez, en el contrato social, la idea de vivir juntos era que íbamos a estar mejor que viviendo separados.
    Si comparas la vida en la ciudad con la vida salvaje, vivir de la caza y de la pesca, verías que para unos cuantos no resulta buen negocio vivir en Santiago. Mantener en la pobreza a personas que trabajan más de 45 horas semanales... va generando una presión que no va a terminar bien.
    Como tú observas, el conflicto "paco-encapuchado" es un montaje como las peleas de barras bravas. Una pequeña válvula para que la presión no suba tan rápido.
    Luis XV dijo "después de mí, el diluvio". Luis XVI pensaba lo mismo, pero el diluvio le tocó a él. Nuestra clase política no parece recordar ese cuento...

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    1. Todavía no leo El Contrato Social. Lo voy a tener en cuenta en mi lista de Lectura Obligatoria.

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