Hace un tiempo atrás escribí “algo” sobre la vida, y ahora lo hago sobre la espiritualidad, específicamente, Dios.
Dos años atrás, relativamente poco o harto, empecé esta busqueda espiritual y creo que ahora es un buen momento para salvarguardar el trayecto que he recorrido.
Primero hay que aclarar unas cosas, hay que diferenciar 2 mundos. El mundo exterior, todo el universo menos la mente, y el mundo interior, que es solamente la mente.
Todo lo que voy a hablar ahora es sobre el mundo interior.
La mente es lo que nos diferencia de los demás animales, y su potencial esta más allá de nuestra imaginacion.
Pero por qué es tan importante nuestra mente? Porque tiene la capacidad de percibir, transformar o anular la realidad.
La mente engloba todo nuestro ser interior, todo nuestro YO intangible.
Ese switch ON-OFF de la realidad, es la esencia de Dios.
Dios no es algo o alguien en el mundo exterior. Allí no existe Dios.
Dios reside en nuestro mundo interior. Dios está en nuestra mente. Dios es un estado en especifico de nuestra mente. Un estado.
Dios no puede ser alguien ni ser solo una emoción, amor.
Dios es todo y nada a la vez.
Cuando eres nada, y todo te falta, eres Dios.
Cuando eres todo, y nada te falta, eres Dios.
Cuando contemplas todo, y eres indiferente a nada, eres Dios.
Cuando contemplas nada, y eres indiferente a todo, eres Dios.
Solamente siendo todo y nada a la vez, encontramos el estado de Dios.
No eres ni amor ni odio, eres paz.
Es el máximo estado de la mente humana, el estado capaz de eliminar tiempo y espacio. Es cuando el mundo interior anula al mundo exterior. Ese es el estado de Dios.
Pablo Castillo.
